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Todos somos y seguimos siendo seres naturales. Pero es evidente que un número incalculable de personas lo ha olvidado y ha perdido por completo su conexión con la naturaleza. Un «malentendido» malsano y perjudicial que queremos corregir con la «escuela verde». La naturaleza nos sirve de icono y modelo, actúa como maestra de la que todos podemos aprender. Por eso nos ponemos humilde y confiadamente en brazos de la naturaleza. Una naturaleza que nos protege y nos cura, nos provee y nos nutre. La naturaleza es la creación y el fundamento de toda existencia, ¡no debemos olvidarlo!  Con respecto a los bebés, los niños y nuestros jóvenes, es nuestra responsabilidad acompañarles hacia el futuro de forma honesta, natural y cariñosa, para que su amor por el descubrimiento, su curiosidad y su entusiasmo por la vida continúen hasta la vejez. Los niños quieren crear, juguetear y diseñar, con y en la naturaleza. Debemos educarles y formarles, moldearles y acompañarles en el espíritu de la vida: de ahí la «escuela verde». Estamos convirtiendo una forma de deseducación enquistada que niega la vida en una educación y una crianza que afirman la vida.